Jose E. Gonzales, Editor Internacional Rumbo Minero America Mining
El año 2022 fue uno de singularidades para la minería global. En el contexto de la Postpandemia fue el año del retorno de la inflación en el Norte Global y de su expansión en el Sur Global, y de la reactivación de tasas de interés por parte de los bancos centrales en las economías desarrolladas, particularmente la Reserva Federal de los Estados Unidos, que encareció el costo del crédito fortaleciendo al dólar.
Ese dólar fortalecido y los temores en el impacto que el mismo, y las tasas crecientes, tuviesen en la deuda en mercados emergentes y en la actividad económica del G7, despertaron proyecciones y temores recesivos que afectaron las cotizaciones de los minerales y metales industriales en la segunda mitad del año, a pesar de bajos inventarios, declinantes leyes en los minerales producidos y depósitos y ausencia de nuevos proyectos y/o exploración de dimensiones significativas. Por otro lado, la guerra en Ucrania, y la crisis energética desató y distorsionó las dinámicas de oferta y demanda de recursos energéticos que influenciaron a su vez en el valor de contratos en materias primas.
El año terminó con un incremento del157% en las cotizaciones del Carbón; 87% en las del Litio; 43% en las del Níquel; 27% en Titanio; 21% en Aceite de Calefacción; 12% en Uranio; 9% en Platino; 4% en Molibdeno; 1% en Concertados de Hierro y 1% en Oro, entre los ganadores, y menos 16% para el Cobre y Aluminio; -18% para el Zinc; -19% para la Nafta; -10% para el Gas Natural; -26% para el Caucho; -26% para el Cobalto; -37% para el Estaño y el Propano y -54% para el Magnesio, entre los perdedores.
Tal performance, sin embargo, podría cambiar radicalmente en el 2023 y en el mediano y largo plazo, dada la realización del mercado en cuanto al verdadero potencial y actualidad de la “Transición Energética” y lo que la misma implica en cuanto a la demanda de “Minerales Críticos”, además de las implicancias de un escenario volátil geopolítico y geoeconómicamente que favorecería el valor de refugio de los metales preciosos.
Oro y cobre iniciando el 2023
En el inicio del 2023, la performance del Oro, el metal precioso por excelencia, y la del Cobre, que se está convirtiendo en el de la base industrial global, podrían acaso determinar un “pivote” en las co-tizaciones y el inicio de un nuevo “superciclo” para los metales y minerales que organizarían sus dinámicas en función de condiciones estructurales y no solo coyunturales.
Por un lado, el Oro ha experimentado un ascenso significativo, que, habiendo comenzado en noviembre del 2022, ha continuado en enero superando los $ 1,900 dólares la onza, para querer aproximarse a los ansiados $ 2,000 dólares conside rados como el valor de “resistencia”.
Según TD Securities, el responsable de la subida del Oro es, fundamentalmente, el Banco Central de China (BCCh) y no el cambio en la narrativa macro o especulación de mercado. Señala TD que el BCCh compró 30 toneladas de oro en diciembre y 32 en noviembre para acumular reservas totales de 2,010 toneladas.
Lea el artículo completo en nuestra edición 151 de Rumbo Minero