Según el reporte de la AIE, el consumo de Petróleo, Gas y Carbón a nivel global, llegaría a su nivel máximo antes del 2030 y empezaría a decaer en la medida que políticas vinculadas al clima empiecen a tomar efecto.
Por Jose E. Gonzales, Editor Internacional Rumbo Minero, America Mining.
En enero, la Agencia Internacional de Energía (AIE) hizo público un reporte que Medios Internacionales señalaron como el anuncio del “principio del fin de la Era de los Combustibles Fósiles”.
Según el reporte de la AIE, el consumo de Petróleo, Gas y Carbón a nivel global, llegaría a su nivel máximo antes del 2030 y empezaría a decaer en la medida que políticas vinculadas al clima empiecen a tomar efecto. De acuerdo con la Agencia, el crecimiento en la oferta de energía Solar y Eólica sobrepasaría la demanda de energía antes del fin de la década, implicando que la energía renovable estaría empezando a desplazar a la energía convencional en una escala global; al mismo tiempo, el esperado incremento en el parque de Vehículos Eléctricos (“EVs”) reduciría la demanda de combustible para el transporte en carreteras que representa el 50% de la demanda de petróleo en los países desarrollados.
En la medida que la oferta de renovables sobrepase la demanda energética es que se puede hablar de un “tipping point” (“punto de inflexión”) que marcaría el principio del final de la era de los combustibles fósiles, lo cual no implica que el petróleo no desaparezca como fuente de energía ni que antes de consumir me nos petróleo se consuma más del mismo resaltando la importancia estratégica y económica de los combustibles fósiles en la Transición Energética.
En el caso peruano, Petroperú, que transcurre por un momento financiero crítico, representa el activo nacional de esa importancia estratégica, imprescindible para el funcionamiento de la economía y el eslabón fundamental hacia la Transición Energética que demanda soluciones creativas y viables que apunten a darle viabilidad a la compañía.
PETROPERÚ
Fitch Ratings rebajó en febrero la calificación de la deuda en soles y moneda extranjera de Petróleos del Perú, Petroperú, de “BB+” a “B+” con una perspectiva negativa, señalando que el perfil de liquidez negativo de la compañía y sus necesidades de capital para el próximo año generaron la decisión.
Según Fitch, la rebaja se debió al anuncio explícito del Gobierno peruano, en el sentido que no apoyará a Petroperú financieramente a fin de modificar la estructura de capital de la compañía. Fitch considera que las decisiones al interior de la Petroperú y la vigilancia de la misma son “fuertes” y que la compañía es una empresa estratégica para el país, en la medida que una moratoria en su deuda afectaría el acceso nacional a combustibles, siendo la circunstancia actual, que la asistencia precedente de la República a Petroperú solo atendió necesidades inmediatas de la compañía y no la mejora de su estructura de capital pudiendo, la situación financiera de la compañía, generar contagio entre otros deudores en el país.
Fitch cree que Petroperú requiere de mayor apoyo, en la medida que sus altos niveles de deuda coinciden con márgenes de refinación que se comprimen, considerando que los altos niveles de apalancamiento son insostenibles. La calificadora considera que la deuda estructural de la compañía se mantendrá por lo menos por los próximos dos años contrapesando los resultados comerciales positivos y mejoras financieras que generará la Refinería de Talara en pleno funcionamiento.
Parar cualquier efecto práctico, según la calificación de Fitch, Petroperú es lo que se llama en los mercados financieros, un crédito en «distress», que requiere de una reestructuración de pasivos la que, bien ejecutada, haría buen uso de los flujos de caja que generará la Refinería de Talara en
márgenes de refinación e intermediación en la comercialización de combustibles, haciendo posible la rehabilitación de la empresa.
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