El cobre es uno de los minerales críticos más importantes para esta transición y, por eso, se espera un fuerte crecimiento de su demanda en los próximos años que no puede ser cubierto sin el desarrollo de nuevas minas.
Por: Rafael Lengua Peña, Socio de Philipp Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría.
El Perú fue nuevamente protagonista del Prospectors & Developers Association of Canada (PDAC), no solo como el único país auspiciador del evento minero más importante del mundo, sino además por la presencia de una gran delegación de empresarios y funcionarios públicos liderados por el Presidente de Consejo de Ministros, así como los Ministros de Energía y Minas y de Economía y Finanzas, el Presidente del BCR, entre otros.
Uno de los temas centrales y recurrentes de este año en el PDAC fue la importancia de los minerales críticos para el futuro del mundo y las perspectivas favorables de precio para estos minerales, independientemente de su reciente caída. El mensaje fue claro: para que la transición energética pueda darse, se requiere aumentar la producción de minerales críticos.
Por ejemplo, el cobre es uno de los minerales críticos más importantes para esta transición y, por eso, se espera un fuerte crecimiento de su demanda en los próximos años que no puede ser cubierto sin el desarrollo de nuevas minas. Según Wood Mackenzie, la demanda mundial de cobre para el 2040 será de 46 millones de toneladas frente a una demanda actual es de aproximadamente 31 millones de toneladas.
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Para poner esto en perspectiva, durante el boom de crecimiento de China, que impulsó el último superciclo de los metales, la demanda incremental de cobre fue de 9 millones de toneladas. Si consideramos el agotamiento de la vida útil de las minas de cobre existentes junto con el incremento esperado de demanda se estima que el mundo va a necesitar aumentar la producción de cobre en 17 millones de toneladas durante los próximos 20 años para lo cual se requerirán inversiones de más US$ 250 mil millones. El Perú está en una posición privilegiada y debería ser un destino natural para capturar una buena parte de esas inversiones, desarrollar nuevos proyectos y generar desarrollo y bienestar para todos los peruanos.
¿Qué necesitamos para captar estas inversiones? Simple: ¡ser más competitivos! Especialmente para atraer inversión en exploración minera. La caída en la inversión minera y el desarrollo de nuevos proyectos durante los últimos años está directamente relacionada al aumento continuo de
nuestros costos y riesgos para la inversión minera. Hemos perdido competitividad para captar inversiones y dificultado cada vez más el desarrollo de los proyectos mineros. Poco a poco hemos ido creando mayores barreras regulatorias, no solo al exigir más permisos, sino también al involucrar cada vez más entidades opinantes, aumentando la incertidumbre con respecto a la obtención de permisos, ya no solo en lo que concierne a los plazos sino, ahora, con relación a la obtención misma de los permisos requeridos.
Las dificultades para la resolución de conflictos e inestabilidad política han generado una constante situación de incertidumbre con la cual los inversionistas tienen que lidiar. La obtención de los terrenos superficiales requeridos para el desarrollo de proyectos mineros es cada vez más compleja por la falta de claridad sobre la propiedad de los terrenos rurales, la existencia de posesionarios ilegítimos, la dificultad para arribar a acuerdos razonables con los propietarios y cada vez más la presencia de mineros ilegales en las zonas.
Para poner esto en contexto y aterrizar algunas cifras, hace una década, el promedio de proyectos de exploración en cartera oscilaba los 140. En los años recientes esa cifra ha estado cercana a los 60, siendo que recién en el 2023 se evidenció un ligero crecimiento llegando a 70 proyectos de exploración en cartera.
Felizmente, el Gobierno parece haber entendido el mensaje y después de mucho tiempo, vemos con optimismo el futuro. En el Plan Unidos lanzado hace ya algunos meses para reactivar la economía, la minería ha vuelto a tener la importancia que nunca debió perder como motor de crecimiento y desarrollo del país y se contempla: (i) un shock de destrabe a la minería con trece medidas de gestión y normativas para impulsar el sector; (ii) un shock simplificador de procesos en proyectos de inversión privada; (iii) facilidades para la obtención del estudio de impacto ambiental; y (iv) destrabe de proyectos mineros.
Hasta el momento se ha avanzado con la implementación de algunas medidas positivas para fomentar la exploración minera, como por ejemplo, la posibilidad de tramitar las autorizaciones de uso de agua conjuntamente con la certificación ambiental, la eliminación del permiso de colecta para la elaboración de las líneas base para los instrumentos de gestión ambiental, la notificación de anticipada de las observaciones a los instrumentos de gestión ambiental cuando hay demoras de las entidades opinantes. ¿Esto es suficiente? Creemos que no. Tenemos que ser más avezados con las reformas y las medidas para realmente mover la aguja y convertir al Perú nuevamente en
uno de los primeros tres destinos mundiales para la inversión minera como lo fue en el pasado.
Lea el artículo completo en nuestra edición 163 de Rumbo Minero, aquí.