En las primeras semanas de agosto, los mercados financieros globales experimentaron eventos de incertidumbre relacionados con las dinámicas del empleo en los Estados Unidos.
Por: Jose E. Gonzales, Editor Internacional Rumbo Minero, America Mining .
En las primeras semanas de agosto, los mercados financieros globales experimentaron eventos de
incertidumbre relacionados con las dinámicas del empleo en los Estados Unidos, su efecto en la inflación de la economía más influyente en el planeta y las dinámicas en las tasas de interés establecidas por la Reserva Federal del país, que, en la postpandemia en particular, siguen
marcando dinámicas entre las tasas de interés de las principales economías del “Norte Global”.
Así, la sugestión de una potencial desaceleración de la economía de los Estados Unidos, o acaso una recesión, inducida por las dinámicas de la actividad económica generaron una corrección en los mercados de valores y volatilidad que, sumada a la dinámica económica china, ha afectado
a las cotizaciones de los metales vinculados a la actividad industrial, en particular el Cobre.
MERCADOS
La corrección de los mercados bursátiles, la primera semana de agosto, en lo que se ha dado en llamar otro “Lunes Negro”, en virtud del “crash” de Octubre de 1987, empezó en Japón, donde la Bolsa de Valores de Tokio, que venía de experimentar un renacimiento luego de años de marchitez, sufrió una caída del 12.4% luego que el Banco Central de Japón anunciara un aumento en las tasas de interés.
También puedes leer: El canon y las regalías mineras como motor del desarrollo de las regiones mineras
Según Barron’s las acciones estadounidenses se vieron afectadas con una caída del 3% en el S&P 500, más del 8% desde su máximo histórico de mediados de julio y de 3.43% en el Nasdaq, que concentra las acciones tecnológicas, para una caída de más del 13% desde su máximo histórico.
¿Qué sucedió además de Japón? Como suele suceder en estos eventos bursátiles se trató de una concatenación de factores que generaron la “Tormenta Perfecta”.
Las grandes tecnológicas, “Las Siete Magníficas” les dicen en el mercado, tuvieron ganancias más débiles de lo esperado; la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés, divergiendo de otros
bancos centrales y una serie de indicadores macroeconómicos mostraron cifras industriales débiles, baja contratación, menor inflación de lo esperado en el mes de julio y un aumento inesperado en la tasa de desempleo.
Para colmo de males, Berkshire Hathaway, el conglomerado de Warren Buffett, reporto que había vendido aproximadamente la mitad de su participación en Apple durante el último trimestre.
La combinación de tales factores fue interpretada por los inversionistas como una señal clara de recesión ante la cual había que reposicionar carteras de inversión generando la corrección.
En ese trance, los “sectores defensivos” de acciones, como los bienes de consumo básico y los servicios públicos estuvieron en alza, además de acciones que pagan dividendos y los Bonos del Tesoro de los Estados Unidos. El reposicionamiento de los inversionistas también afectó al
petróleo y las “materias primas duras” asociadas al crecimiento global.
El Crudo Brent perdió dos dólares para llegar a 75 dólares por barril, uno de los niveles más bajos en los últimos 12 meses; con el cobre llegando a US$ 3.90 por libra, por debajo de los US$ 4 considerado el nivel de soporte del metal, vinculado a la actividad industrial global.
El Oro por el contrario recuperó parte del terreno perdido en las últimas semanas cotizando a US$ 2,403 la onza en su calidad de “refugio”.
Lea el artículo completo en nuestra edición 166 de Rumbo Minero, aquí.