La crisis global desatada por el Covid-19 ha provocado, como consecuencia, la retracción de las actividades de todas las industrias, y la minera no ha sido la excepción. En estas circunstancias, ¿cuál es la situación en que se encuentra esa industria en el país, cuáles serán sus perspectivas, qué rol puede cumplir en el nuevo escenario que se configurará en el Perú, y qué tareas se deben emprender para su reactivación plena? Ricardo Labó, socio de LQG Energy and Mining Consulting y destacado ex ministro de Minas, responde con profundidad a estas y otras interrogantes en la presente entrevista.
¿Cuál es la situación de la industria minera peruana en el actual contexto?
Lamentablemente, a diferencia de otros países mineros, en el Perú se decidió que diversas actividades económicas paralicen sus actividades, y entre ellas la minería. Y eso ha hecho que las minas, con excepción de algunas que no pueden detener sus procesos de beneficio, se encuentren paralizadas.
¿Se ha permitido, sin embargo, que mantengan en marcha solo las actividades denominadas críticas?
Sí, aunque incluso éstas lo están logrando a duras penas, porque pese a estar autorizadas, la situación general no ha permitido cumplir con las condiciones para que se desarrollen, como el relevo de personal o el flujo garantizado de insumos que se necesitan para esas actividades. Felizmente, sin embargo, en los últimos días (Nota: la entrevista se realizó el pasado 17 de abril), el Ejecutivo ha dispuesto algunas medidas que se han comenzado a implementar aunque no de manera inmediata, con lo que creo que el sector va a recuperar algo de su actividad.
Aunque el contexto de incertidumbre no ha variado sustancialmente.
Sí, y que en el caso de la industria minera se ha traducido en el hecho de no saber cómo debe operar en las actuales circunstancias, a lo que se sumó la poca claridad que tuvo el gobierno respecto a las autorizaciones de las industrias y procesos específicos de algunas industrias podían seguir operando. Porque lo que la realidad ha mostrado es que se han dado una serie de contradicciones o poca coordinación entre diversos entes sectoriales del propio gobierno.
La consecuencia de esta situación es que hoy, en el caso del cobre, por ejemplo que representa el 60% de nuestras exportaciones un cuarto de la producción esté totalmente paralizada y otro cuarto está operando parcialmente.
¿Qué es lo que el sector debería requerir a las autoridades en las actuales circunstancias?
Lo primero es que tengan claridad; y lograr que, si solo deben quedar en marcha las operaciones críticas, den las condiciones
para que eso se haga de la mejor manera. Y lo segundo es que tracen, junto con las empresas, un plan ordenado y con protocolos sanitarios estrictos para que la industria minera recupere su actividad y se pueda reactivar. Otros países lo están haciendo en este contexto, y están produciendo; o si decretaron una paralización inicial, ya han decidido reabrir. Eso demuestra que es posible operar, y que se puede hacer cumpliendo todas las medidas sanitarias que deben cumplirse en este momento.
Al momento se afirma que la minería estaría en la primera lista de actividades que reiniciarían sus actividades
Y no tendrían por qué no ser así. La minería tiene características diferentes a las de otras industrias, lo que le permite.
operar como actividad económica y, a la par, cumplir con las normas sanitarias y de aislamiento social que se requiere.
De hecho, el gobierno ha emitido ya nuevos protocolos relacionados al transporte de personal en la industria minera.
Sí, y esperemos que se den otros para ir recuperado la actividad en el sector.
ESCENARIO EXTERNO
Hablemos del escenario externo. Con el cierre de fronteras y las limitaciones al transporte impuestos por diversos países, ¿qué perspectivas proyecta para el mercado de minerales en el mundo?
El consumo de minerales va a continuar, eso está claro. Incluso ahora hemos comenzado a ver que, luego del cierre de
sus fronteras, China viene recuperando sus actividades gradualmente. La pregunta en ese contexto, sin embargo, es a qué ritmo se va a dar esa reactivación del consumo.
¿Y es posible proyectar ese dato?
No. En realidad, es muy temprano para hacerlo. Sobre todo, teniendo países desarrollados en los que, tras haber finalizado una primera etapa de cuarentena y reabierto actividades, han tenido que implantar una segunda. Así, tras una primera ola, ha venido una segunda, con lo que la nueva realidad nos muestra que vamos a tener que convivir con esas olas. Ahora, ¿cuántas olas tendremos que enfrentar? Es una pregunta cuya respuesta nadie tiene hoy.
Ni siquiera en China.
En efecto, porque ahí la situación a futuro tampoco está clara y es muy temprano para decir qué va a suceder. De hecho, todavía está vigente el riesgo de un rebrote. Frente a esto, la única certeza que tenemos es que, mientras tengamos tests rápidos que permitan detectar el virus con un porcentaje de certeza mayor que los que tenemos hoy; un tratamiento efectivo para tratar a los infectados; o, finalmente, hasta que haya una vacuna para combatir el virus, nada va a volver a la normalidad. Y más aún, esa normalidad va a ser muy distinta a la que conocimos antes de la pandemia.
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