Ante una economía lineal basada en la lógica de ‘tomar, fabricar y desechar’, surge la tendencia de la economía circular, un modelo que opera en todos los niveles organizacionales, ofrece un camino hacia la sostenibilidad, además de evitar la contaminación y proteger el medioambiente. En ese contexto, las empresas mineras deben desarrollar soluciones innovadoras que permitan disminuir los consumos de agua y energía, y reutilizar los residuos generados durante la operación.
La economía circular es el modelo de desarrollo que tanto el Perú como el mundo necesitan para promover un crecimiento económico sostenible y respetuoso con el medioambiente y con las personas. Su implementación es inevitable en todos los sectores económicos y, por consiguiente, la minería no es una excepción.
En la actualidad, el sector minero se enfrenta a retos importantes, como el elevado costo energético, así como una mayor dificultad para acceder a yacimientos y los cada vez más crecientes requisitos medioambientales exigidos por las autoridades peruanas.
Para adoptar este nuevo modelo económico, es necesaria la interacción de múltiples actores, a fin de lograr abordar las dificultades que existen para la valorización de los residuos generados por la
actividad minera.
Sin embargo, pese a apostar por modelos cada vez más circulares, los recursos primarios obtenidos a través de la minería siguen siendo necesarios, debido al crecimiento del consumo y a que existen minerales básicos para la producción energética y elementos tecnológicos. No obstante, aplicando la economía circular se podría minimizar la escasez de recursos minerales y la contaminación medioambiental.
De esta forma, lo que se trata de conseguir en la minería con la aplicación de los principios circulares es, fundamentalmente, reducir la huella de carbono y el impacto ambiental de su actividad, además de mejorar la trazabilidad de los recursos obtenidos, para garantizar su
máximo aprovechamiento.
Cabe mencionar que, los objetivos de desarrollo sostenible que la ONU ha marcado para el año 2030 ponderan el desarrollo de tecnologías verdes que requieren diferentes minerales para su funcionamiento. Si bien, la transición hacia una economía circular se está dando de forma gradual, se deben brindar nuevas soluciones, con el objetivo de alinearlas a la consecución de estos objetivos.
En esa línea, es necesario maximizar la eficiencia de la actividad minera, ahorrando energía y otros recursos y reduciendo en lo posible los residuos. Al tratarse de un sector que consume
altos porcentajes de energía, agua y productos químicos su potencial de mejora mediante la economía circular es muy elevado.
Lea el informe completo en nuestra edición 148 de Rumbo Minero