El 2023 fue un año para el olvido en términos económicos. Diversos choques de oferta explicaron una parte mayor del mal desempeño.
Informe elaborado por: Diego Macera, Director del Instituto Peruano de Economía, IPE.
Ojalá el Perú tuviese más sectores como la minería: con inversión descentralizada multimillonaria, atractivo para grandes capitales globales de altos estándares comunitarios y ambientales, enorme generador de divisas y empleo directo e indirecto, y gran capacidad para desarrollar cadenas de valor agregado entre sus proveedores, que deja ingentes recursos para el fisco.
Por el momento, sin embargo, solo la minería cumple con estas condiciones. Y, a pesar de esto, todo apunta a que el Perú no será capaz de repetir en muchos años el crecimiento productivo del sector minero en 2023.
Si la historia debe rimar, el boom global del valor de minerales críticos, como el cobre, no será indefinido.
Los estimados de décadas por delante varían significativamente, y es un ejercicio poco cauteloso proyectar cualquier indicador económico más allá de un par de años, pero es claro que conforme suba la demanda por minerales críticos para la transición energética, subirán también los incentivos para encontrarles un reemplazo o nuevas tecnologías.
También puedes leer: Conoce los principales retos en la gestión de talento en minería
Eso no debería suceder en la década actual, pero no hay garantías luego. Con diferencias sustanciales, el espejo del guano, el caucho y el salitre nos ofrece amargos recordatorios. El Perú debe aprovechar su posición privilegiada mientras esta dure. Eso implica poner en valor la enorme cartera de proyectos mineros pendientes. Lamentablemente, si bien la inversión minera debería tener un 2024 mejor que el 2023, los números son aún sumamente pequeños en comparación a lo que podrían ser. La responsabilidad es enteramente nuestra.
El 2023 fue un año para el olvido en términos económicos. Diversos choques de oferta explicaron una parte mayor del mal desempeño. Los más importantes fueron sin duda el clima adverso (lluvias, sequías, heladas y alta temperaturas), y las violentas protestas de inicios de año, y a esas se sumaron otras como la gripe aviar iniciada en febrero.
La confianza empresarial a tres meses en negativo desde abril del 2021, medida por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), explicó el resto. Si bien las cifras oficiales aún no estaban cerradas al momento de redacción, todas las proyecciones apuntan a una contracción cercana al medio punto porcentual de la actividad económica de 2023 cuando comparada con el PBI del 2022. La caída fue generalizada a lo largo de las industrias.
Sin embargo, entre todos los sectores económicos, hubo uno solo que tuvo un desempeño positivo importante -suficiente para empujar el PBI total del 2023 hacia arriba de manera significativa o, por lo menos, evitar una caída más grave-: la minería.
Lea el informe completo en nuestra edición 160 de Rumbo Minero, aquí.